OFELIO VECCHIO, 1er. HISTORIADOR DEL BARRIO PORTEÑO DE MATADEROS

El barrio de Mataderos, en la Capital Federal, nació el 14 de abril de 1889, día en que se procedió a colocar la piedra fundamental de los futuros –y todavía vigentes- Corrales y Mataderos del Mercado de Hacienda. Fue el primer paso dado en aquellas 20 hectáreas que habían sido adquiridas, en marzo de 1889, por la Sociedad Anónima Nuevos Mataderos Públicos de la Capital, según lo corrobora el historiador Ofelio Vecchio.

Creemos, desde la humildad de estas líneas, que don Vecchio merece la mención debido a sus incontables aportes hechos en pos de ese universo con olor a campo que ha sido y sigue siendo Mataderos. Sobre esta personalidad orillera, debemos decir que nació en el año 1924 en Italia, más precisamente en la zona donde se yerguen los montes Apeninos, y que junto a su familia arribó al Plata en el vapor “Oceanía”, el cual terminó hundido en los días aciagos de la Segunda Guerra Mundial. A los doce años de edad ya vivía en el barrio de Mataderos, donde habría de descollar gracias a una enorme cantidad de trabajos elaborados a través de la disciplina de la barriología, los cuales contribuyeron al discernimiento de aquellas historias que se escondían tras esa nomenclatura que lo cobijó siendo un muchacho.

Además de su pasión por la historia local, Vecchio trabajó mucho tiempo -47 años, para ser exactos- como agente bancario. De buen pasar, sin embargo, se molestaba cuando varias personas hablaban sobre aspectos un tanto oscuros de su barriada, en donde parecía haber solamente cuchilleros, gente de mal vivir y truculentos episodios que, de tanto en tanto, enlutaban sus calles. Allí nació su inquietud espiritual para devolverle un mejor color a la “República de Mataderos”, para abrir ojos y mentes incrédulas acerca de este espacio porteño que, mitad campo y mitad urbanidad, tenía mucho que ofrecerle a la identidad de Buenos Aires.

Sin error al equívoco, Ofelio Vecchio fue el primer historiador de esta barriada porteña al publicar el trabajo Mataderos, mi barrio, con una edición propia que vio la luz en 1980. Es decir que la barriología mataderense nace con él a través de la obra citada, la que tuvo varias ediciones más.

En ese libro pionero, Vecchio deja constancia de un abundante material fotográfico –como el de la esquina donde se libró el último duelo a cuchillo en Capital Federal, en 1940, o el de la humilde morada que habitó el ídolo pugilístico Justo Suárez- así como de una enorme cantidad de relatos de viejos vecinos que, con tesón y no pocas adversidades, lograron afianzar una comunidad barrial de inigualable estirpe rural y citadina. Tampoco se olvida de aquella reliquia construida en 1858 y que da en llamarse Mirador de Salaberry, guardián inalterable del horizonte que aún parece aguardar el estrépito de imaginarios malones de antaño.

Volverá a indagar sobre estos lares nueve años más tarde, con la aparición de Conozcamos a nuestro barrio, que, como su primera obra, era de propia edición. En aquel 1989, mientras se cumplía la centuria del barrio, la Fundación Banco de Boston le auspició el libro Cien Años de Mataderos. Un bienio después, surge una obra dedicada al recinto que, todavía hoy, se erige en protector del patrimonio histórico, social y humano de la zona: el volumen Museo Criollo de los Corrales, bajo el sello editorial Andarivel Ediciones, resulta de sumo interés.

Le siguen una exhaustiva investigación sobre los espacios públicos del barrio con Plaza, plazoletas y monumentos de Mataderos (1995) y Recorriendo Mataderos, que sacó en 1998. Incansable estudioso, Vecchio se ocuparía en el año 2003 de hacer una rastreo sobre los establecimientos educativos mataderenses al editar Escuelas públicas y privadas de Mataderos, lo mismo que los empeños del Padre Naón en la zona –La obra del padre Naón. La iglesia y los colegios-, merced a una edición de la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en 2004. Este último año escribió Mercado y barrio de Mataderos, obra postrer que hizo en colaboración con Juan Cruz Jaime, Juan Guerra y Esteban Breglia.

Sin embargo, de todas las obras enumeradas de su autoría, la de carácter más intimista puede resultar la que apareció en 1994 bajo el título Aquí entre nosotros. La permanencia del recuerdo, en donde un nostálgico Ofelio Vecchio hilvana evocaciones de su infancia y juventud. El prólogo de esta obra le pertenece al eximio Dr. Eduardo Favier-Dubois, destacado historiador de distintos barrios capitalinos y presidente, por muchos años, de la Junta Promotora de Estudios Históricos de los Barrios del Oeste.

Dentro de su obra bibliográfica lo contamos, asimismo, en la edición de otras publicaciones pertenecientes al género poético y de cuentos (VibracionesLos senderos del alma y Curioseando el origen de las Costumbres, por nombrar algunas). En 2005 incursionó, junto a otras plumas, en un libro dedicado al tango que se llamó De Tangos y Tangueros, publicado por Ediciones Turísticas.

Al mismo tiempo, lo vemos desparramado su erudición en cuanta publicación barrial le fue posible, dado que sus artículos –siempre enfocados en la temática de Mataderos y su mundo- quedaron reflejados en revistas tales como El Tren de la Amistad, Mataderos sin rodeos, Mirando al Oeste, Aquí Mataderos, etc.

Otro aporte que hizo Vecchio para profundizar en la historia de su barrio querido, fue la de ser miembro fundador de la Junta de Estudios Históricos de Mataderos el 29 de octubre de 1983. Este suceso tuvo lugar en el Museo Criollo de los Corrales, estando presentes, entre otros, los señores Esteban Breglia, Orlando Falco y Osvaldo Panelli.

Poco antes de su fallecimiento, Ofelio Vecchio había sido declarado Personalidad Destacada de la Cultura por la Legislatura porteña, mediante la Ley Nº 1520 del 18 de noviembre de 2004. Con 82 años a cuesta, en agosto de 2006 se apagó la vida de quien evocamos en esta reseña, la del notable inmigrante italiano que, cruzando la bravura del océano Atlántico, adoptaría a Mataderos como su “patria chica”, mote con el que hacía alusión a los barrios de la Capital por ser aquellos espacios de pertenencia y resguardo de la memoria colectiva de sus habitantes.

En la plaza “Juan S. Salaberry”, de Pilar y Cafayate, donde hasta el año 1981 funcionó el famoso Hospital Salaberry, existe un busto que recuerda a Ofelio Vecchio. Fue descubierto el 26 de octubre de 2016 a instancias del “IV Congreso de Historia y de la Carne y sus derivados” llevado a cabo en el barrio de Mataderos. La obra escultórica fue confiada al vecino y artista Óreo dal Porto.

Por Gabriel O. Turone

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