La que sigue, es una oda en homenaje a la Reconquista de Buenos Aires en la gloriosa jornada del 12 de agosto de 1806, impresa en tres hojas por la Imprenta de los Niños Expósitos en el año referido. Rescata lo actuado por el Virrey Santiago de Liniers y todas las fuerzas que, a su mando, se enfrentaron a uno de los ejércitos más poderosos del mundo de entonces, en gallarda muestra de arrojo y patriotismo. El encabezado del impreso, dice: “A LA RECONQUISTA DE LA Capital de Buenos-Ayres por las Tropas de mar y tierra, á las órdenes del Capitan de Navio, Don Santiago Liniers, el 12 de Agosto de 1806”. Recopilación Gabriel O. Turone.
ODA
Al Ínclito varón, al fiel Caudillo
De las tropas hispanas
Salud, prez, y loor. Las tristes canas,
La tímida doncella, el parvulillo.
A ti las palmas tienden,
Porque las tuyas su orfandad defienden.
La espada manejada por tu mano
¡Qué de contentamiento
Hizo nacer bajo este firmamento!
Y ¡cuánta angustia al escuadrón Britano!
Que con su pie amancilla
A un Mundo, que Pizarro unió a Castilla.
Las Hayades triscando bulliciosas
Del Paraná en la Orilla,
Súbito dan con la aferrada quilla,
Que transportó tus huestes valerosas.
Atónitas la miran,
Y gozo, y miedo y turbación respiran.
Tienden la vista y miran acampados
Los fieros batallones,
Que las lises, castillos y leones
Tremolan en sus lienzos estampados.
Allí se oyen cantares
De arrojos de Bazanes, y Vivares.
Allí un Soldado en adiestrar se empeña
Al alazán fogoso
Mientras que de su tercio numeroso
Hace un ilustre Cavo la reseña:
Todo en movimiento:
Su descanso es velar: su arma el sustento.
Ya toca el tambor; y ya en hileras
El fusil ordenado
Relumbra al Sol; y el Jefe denodado
A la lid va guiando las Banderas
De nuestros combatientes,
Por llegar a las manos impacientes,
Hiende el aire el beligero alarido
De las bravas legiones;
Recorriendo las filas los Campeones
Celan el orden al valor unido;
Y doblan las fatigas
Al avistar las haces enemigas.
Forman ambos Ejércitos dos zonas;
Rompe el fuego, y no cesa;
Acá y allá se ve una nube espesa
De agudas bayonetas, y tizonas;
Y con la artillería
Retiembla el fuego, y se encapota el día.
La atroz muerte con mano descarnada
Sus caballos agita,
Y el carro estrepitoso precipita
Sobre una y otra gente encarnizada.
Húndese el eje todo
En cráneos, en escombros, en sangre, en lodo.
Por puntos se ensangrienta la pelea;
El Español avanza,
Y horror, y confusión, y estrago lanza:
La falange de Albión ya titubea;
Y a la diestra cuchilla
Cede por fin, y la cerviz humilla.
La hermosa Capital encadenada
Por los crudos Britanos,
Viéndose libre, al Cielo entrambas manos
Levanta enternecida y prosternada:
Sobre los muertos llora,
Y orna la cien del Jefe vencedora.